Hay un Yordan que tampoco falla, aunque su eficacia esté ligada a la desarticulación de intenciones goleadoras rivales. Es uno de los zagueros centrales de más calidad que ha tenido Venezuela en los últimos años, demostrando que ningún compromiso supera a su 1.86 cm. Hace apenas horas, se consagró campeón en Rusia con Zenit de San Petersburgo, convirtiéndose en el primer criollo en festejar dos títulos en par de ligas europeas, tras haberse hecho con los máximos honores del fútbol portugués, siendo parte del F.C. Porto. Ahora, desde la tranquilidad del éxito conseguido, analizó todo lo hecho últimamente.
Con solo 26 años, es dueño de un palmarés que pocos tienen. Siendo miembro del Zamora, disfrutó las estrellas del 2014 y 2016, no sin antes verlo todo desde arriba en el Torneo Adecuación 2015. Similar importancia tiene haber evitado el descenso como hombre del Tondela, además de clasificar a la UEFA Europa League sudando la franela del Vitoria Guimarães, colaborando para que su escuadra de entonces fuese una de las menos goleadas.
Desde que inició su carrera, ha disfrutado alegría tras alegría, porque también goza de defender los colores de su selección, con una destacada participación en la Copa América Brasil 2019. Sin embargo, desde su silenciosa expresión, emite cargas de pura humildad, comprendiendo que esta historia apenas está comenzando y demasiado es lo que tiene por hacer. Hace nada, estaba soñando en Barinas, y desde la inmensa llanura venezolana comenzaron a notar habilidades particulares en un joven que demasiado prometía. Rusia, con su inclemente frío, confirma no poder congelarle la sangre de competidor que corre por sus venas. Él mismo lo confirma en sus maneras, pero siempre pisando tierra.
“Nunca imaginé que me sucederían tantas cosas importantes en un plazo tan corto. Como muchos, siempre he trabajado para conseguir grandes objetivos y uno de ellos era llegar a la Vinotinto. Esta ha sido una gran temporada, siendo parte de un club en el cual han valorado mi trabajo. Como venezolanos, tenemos el reto de darlo todo cada día, para que más puertas se puedan abrir a otros jugadores”, aseveró el defensor, consciente del rol que ejercen aquellos quienes han cruzado fronteras para demostrar calidad.
Como hombre de fe, no sabe qué es rendirse. De pequeño, le faltaban recursos, pero le sobraba determinación. Sus padres fueron el motor que lo impulsó a ver en cada juego una oportunidad de crecimiento real en todo sentido, porque más que un deporte, el fútbol ha sido su herramienta educativa, a través de la cual aprendió a ganar, perder, respetar y valorar.
En ese proceso de crecimiento, su camino y el de la Agencia Secasports se cruzaron, todo en aras de cumplir misiones que le llevasen a cumplir sueños, pero comprendiendo que el único lugar donde éxito se escribe antes que trabajo, es en el diccionario. Todo pasó de una relación laboral a algo familiar, sintiendo que esta es el refugio donde se ha podido defender en situaciones importantes, dando pasos a la dirección correcta: aprender, crecer y trascender.
“Estoy muy agradecido con el gran equipo de trabajo que la conforma. Junto a mi esposa, ellos siempre han estado ahí para mí, apoyándome y ayudándome a ser cada día mejor en todo aspecto. Siempre estamos en contacto, tomando las mejores decisiones. En este momento, quisiera quedarme en Zenit, pero confío plenamente en que lo que hagamos será lo mejor, porque nunca ha sido diferente”, aseveró Osorio.
Cuando adolescente, siempre prestaba especial atención a la manera de jugar que tuvo Carles Puyol, con quien se identificaba en su rol de defensor. Actualmente, es considerado ejemplo a seguir para muchos jóvenes que desean tener un recorrido similar al del barinés, quien en abril del presente año asumió el reto de tener su propia escuela de fútbol en la entidad que lo vio nacer, crecer y desarrollarse, ayudando a más de 100 niños en cinco categorías diferentes, para que así, otros también puedan tocar las estrellas al materializar sueños de campeones.
Yordan Osorio es el nombre de un guerrero que jamás le ha tenido miedo al destino y que, sin prestar tanta atención a aquello, está haciendo historia. Atesora recuerdos, medallas y partidos en los que se ha medido a grandes adversarios, pero por encima de todo, guarda consigo la esencia de un soñador que creció por encima de la ilusión y sigue luchando.
